sábado, 19 de mayo de 2012

¿Por qué nos gustan los cuernos?



"¿Por qué nos gustan los cuernos?" es tan fácil o difícil de contestar como "¿por qué nos gusta la música, el deporte, la lectura, el cine, etc.?". Con esto quiero decir que la afición cornuda no es muy distinta de cualquier otra afición, en lo que hace a su origen.

Entre los muchos factores genéticos, como la altura o el color de piel, seguramente existe un menos obvio "gen cornudo", el cual puede ser definido como "la capacidad de gozar del disfrute que la pareja sexual tiene con otras personas".

La magnitud de esta "capacidad" varía en un rango muy amplio, lo cual explica que haya personas que adoran ver a su mujer con otros, en tanto que otras más detestan la pura idea.

Esta magnitud también varía a lo largo del tiempo en cada individuo, dependiendo de su entorno y de los eventos que ocurren en éste. Esto explica por qué algunas personas que no se consideraban "almas cornudas", repentina o paulatinamente comienzan a adquirir esta "capacidad".

De manera que la pregunta "¿por qué me enciendo al ver/imaginar a mi esposa con otro hombre?" es similar a "¿por qué tengo este color de piel?"... ¡porque nací con la tendencia a tener este color y el nivel de exposición solar que he tenido me ha cambiado de esta manera!".

Esta teoría de una tendencia cornuda de nacimiento puede parecer simplista, pero pretende ser simple. La idea de una "tendencia natural para el disfrute de algo" podría explicar cosas como "por qué no toda la gente disfruta al mismo nivel los deportes, la música, viajar, la tecnología, etc.".

En resumen, ¿por qué nos gustan los cuernos? Porque nacimos con la inclinación de disfrutar de éstos y eventualmente algunos eventos de nuestra vida han estimulado o restringido el desarrollo de esta tendencia natural.

Otra duda podría ser ¿qué hizo que la naturaleza humana incluyera "el gusto por los cuernos" como un factor entre los muchos que nos definen? Quizá es una consecuencia del instinto de conservación de la especie. La reproducción, propia o ajena, es un beneficio para la conservación de nuestra especie y, por tanto, Natura nos recompensa con placer. Disfrutamos de follar, pero también disfrutamos de ver cómo otros follan, pruba de esto es el evidente éxito del porno.

El silogismo es simple: disfrutamos de ver follar a "otras personas", nuestra esposa es "otra persona", por lo tanto, disfrutamos de ver a nuestra esposa follar. Más claro, ni el agua.

Pero de aquí se desprenden al menos dos dudas:

1) Si supuestamente es natural que el hombre disfrute de ver a su esposa follar con otros, ¿por qué tantos hombres detestan la pura idea? Es decir ¿por qué hay quienes odian la idea de que su mujer les ponga los cuernos?

2) Si supuestamente nos gusta ver a nuestras esposas follando con otros porque sencillamente nos gusta ver a otras personas follando entre sí, ¿por qué a tantos hombres les gusta mucho más ver a su mujer follando con otros que a cualquier otra mujer? Es decir ¿por qué hay quienes aman la idea de que su mujer les ponga los cuernos?

Uno de los elementos clave de la biología es la diversidad. Si no todas las personas tenemos la misma estatura, el mismo color de piel, el mismo gusto por los deportes extremos... ¿por qué deberíamos de tener el mismo gusto por los cuernos? Unos adoran viajar, otros aman el cobijo de su hogar; unos gozan del rock pesado, otros prefieren música para meditación; unos se deleitan viendo cómo un sujeto en mallas tortura a un astado, otros adoran a los animales.

No todo es genética, por supuesto. En el ser humano el aspecto cultural es fundamental. Si toda la vida te han dicho que aceptar que tu pareja te ponga los cuernos es de seres "despreciables", por supuesto que, de sentir esa inclinación, tratarás de reprimirla. Sólo el tiempo y el acceso al conocimiento pueden ir rompiendo las cadenas.

2 comentarios:

  1. Hola, nuevamente estoy de acuerdo contigo.

    Me da gusto haber roto la cadena y poder disfrutar de ver a mi esposa disfrutando de su sexualidad.

    No recuerdo en qué momento me volví aficionado a los cuernos, yo solía ser muy celoso e incluso no le permitía a mi mujer bailar con otro pero de eso ya ha pasado mucho tiempo... creo que comenzó cuando mi esposa me "confesó" que Jean Claude Van Damme le encantaba y fantaseaba follando con él... recuerdo que comencé a masturbarla alimentando su fantasía y a follarla excitándola con la idea de follando con él.

    No hemos podido hacer realidad esa fantasía pero sí ha follado con varios desde entonces...

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  2. Te felicito, SwinersPerú, queda claro que tienes una esposa envidiable, es fantástico que hayan roto las cadenas.

    He sabido de muchos amigos como tú, que descubrieron su inclinación cornuda por una acción de su pareja. A mí mismo me pasó. Y es que crece uno con aquello de que "las cosas deben ser así", pero el tiempo y las circunstancias nos van revelando que no todo es como la sociedad tradicional dice que es.

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