sábado, 18 de septiembre de 2010

Entre los bonobos y el celibato

 
La monogamia no es parte de la naturaleza del ser humano, sino un convencionalismo social que se contrapone a la naturaleza "promiscua" de nuestra especie. Los seres humanos tenemos tendencia natural hacia el "intenso" disfrute del sexo, pero debido a que el ejercicio pleno de la sexualidad tiene sus inconvenientes, cada cultura ha desarrollado diferentes mecanismos para limitarla. Uno de estos mecanismos es la monogamia, si bien no adoptada en todas las culturas, sí casi un estándar en la cultura "occidental" de nuestro tiempo.

Lo anterior es mejor comprendido si ponemos los ojos en nuestros parientes genéticamente más cercanos: los bonobos, una especie muy similar al chimpancé. Estos primates llevan una vida sexual muy activa, y no se limita al sexo entre los miembros de cada pareja; follan unos con otros con singular alegría. Éste también sería el comportamiento generalizado del ser humano si no existieran los ya referidos límites culturales, como la monogamia.

Así pues, el comportamiento sexual del ser humano se mueve en una gama que va desde el ejercicio pleno de la libertad sexual, tal como hacen los bonobos, hasta la castidad absoluta. Todos nos movemos en esta gama, y la gran mayoría quedamos en un punto intermedio entre estos dos extremos, dependiendo de qué tanto logra movernos el instinto sexual y qué tanto nos frenamos por las normas morales y sociales.

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